viernes, 15 de junio de 2012

Asi contigo

Le dolía algo que se removía adentro sin lograr asomarse entre tanta ansiedad y prisa por librarse o liberarse de...que? El trabajo se perpetuaba con el tiempo montado en una alineada luz de sombras y le empujaba la imaginación escaleras abajo sin lograr soltarle del escritorio ajado y en un rincón nada atractivo. Los pies se mueven con cierto ritmo, junto a las ruedas de la silla giratoria que ahora gira para volverse en dirección de la pantalla donde aparece el salvapantallas rebotando sin dirección. Quiere irse, irse ya, huyendo de las horas que vienen y que pueden encontrarle ahi, en el lugar de las otras horas muertas sin relevancia. Es tiempo de la salida pero no se atreve a ser el primero, para no escuchar el ya sabido ¿cómo? ¿ya te vas? y la risa que le precede cuando vuelve a su sitio. Quiere irse, sin embargo. Tiene que irse. Mira a su alrededor y recupera la imagen de ella desde algún dia de muy atrás y un año antiguo. Ella sonrie a medias y él responde a esa sonrisa. Le mira desde su perspectiva unidimensional y él se ata a esa mirada con un parpadeo rápido de desconcierto. Dos latidos le agitan y un timbre desde su izquierda le hace notar que todavía está ahí, dentro de lo común y corriente. Siente su propia mano tocando la superficie brillante antes de apagar la pantalla. Las carcajadas estallan a su espalda. Ella desaparece con la luz del monitor. Ellos festejan su burla y la atesoran para cientos de conversaciones grotescas. Él se levanta y sin despedirse, sale a la puerta, y después al pasillo, donde al pie de la escalera le espera ella, con la expresión de siempre y el mismo vestido, para llevarle seguro a cierto lugar donde sólo existen suspiros.